entidades

Museo Nacional Centro de Arte
Reina Sofía
Madrid, España
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a.a 01

> Dependencia. Eulàlia Valldosera
> El cuerpo femenino y su violentada experiencia.
Patty Chang
> Yayoi Kusama

 

a.a 02

> Perder la forma humana:
Una imagen sísmica de los años ochenta en América Latina
> Bruce Nauman
> Esto no es una película
Jafar Panahi y Mojtaba Mirtahmasb
> Reactivar/reinterpretar.
Prácticas escénicas y performativas en el museo de arte contemporáneo
> ORIENTación 1
> ORIENTación 2
> cine ensayo

 

a.a 03

> La escritura desbordada:
poesía experimental española y latinoamericana, 1962-1982
> Spoken Exhibition. Performance.
> Calder. La gravedad y la gracia.
> Lucio Fontana
> Locus Solus. Impresiones de Raymond Roussel
> James Coleman
> Espectros de Artaud. Lenguaje y arte en los años cincuenta
> Splendide Hotel. Dominique González-Foerster

> ediciones
CARTA
Revista del Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofia

 



El programa del Museo Reina Sofía gira en torno a dos reflexiones. La primera, volver a pensar la función y constitución del museo en la contemporaneidad. La segunda, preguntarnos si existe alternativa a los modelos históricos de esta institución, el museo moderno, surgido en los años ’20 para representar una historia lineal y excluyente, o el postmoderno, planteado a mediados de los ‘80 como absorción de la confrontación y el disenso en un nuevo territorio globalizado.

El museo no se concibe como la institución que exhibe un saber universal, identitario y excluyente, sino como un lugar capaz de generar nuevos espacios intersticiales de socialidad y discusión en la esfera pública. En este sentido, debemos comprender qué modelos de resistencia proporciona en una sociedad en la que el consumo y la mercancía abarcan espacios de privacidad y en la que la producción se ha fragmentado y desmaterializado ocasionando no sólo un mapa geopolítico inédito, sino nuevas clases sociales, relaciones y subjetividades. En este contexto, el entramado de la(s) narración(es) alternativa(s) a la historia moderna, el pensamiento de nuevas formas de intermediación y la consideración del espectador no como un sujeto pasivo ni consumidor, sino como agente, un sujeto político son las tres líneas de fuerza propuestas por el Museo.

Mientras que un gran número de culturas han fundamentado la historia del arte en las grandes narraciones que constituyeron la segregación de toda divergencia durante los siglos XIX y XX, hoy es acuciante la necesidad de inventar formas de relación que cuestionen tales estructuras mentales. Esta situación determina la apertura al otro y plantea la presencia de otras culturas y modos de hacer en nuestras propias prácticas, sin miedo a un hipotético peligro de disolución.

No se puede entender esta poética de la relación sin tener en cuenta la noción de lugar. Éste no se concibe como un territorio estático, sino como un conjunto de vectores, donde la dependencia centro-periferia deja de tener sentido; y no se produce, como ha ocurrido tantas veces en nuestro país, una reivindicación del centro a partir de la periferia.