Proyecto Terra
Universo Posible
Daniel Acosta / 2010

La naturaleza, como medida de las cosas, es el motor de mis busquedas poéticas. En las últimas décadas, esta investigación se materializa al interior del mundo simbólico de las culturas llamadas arcaicas o primigenias. La ruptura actual con aquellos sagrados y milenarios saberes, asentadas en la naturaleza, ha provocado un distanciamiento con las miradas y sensibilidades urbanizadas. Ante esta fragmentación histórica, la sociedad no termina de reaccionar frente a la crisis, y el impacto sobre nuestro habitat original. Se persigue una salida ilusoria por fuera de la naturaleza, planteada por las fuerzas hegemónicas y sus técnicos. A mi entender, el arte tiene posibilidades de generar vías culturales tan vitales como la naturaleza. Reuniendo energías creativas para pensar un espacio social más integrado en sus formas y significados. Capaz de sembrar, desde el imaginario, una visión nueva para re-transformar el presente. Sintetizando poéticamente naturaleza y sociedad. Sosteniendo que la tierra no es basura. Sino, futuro en nuestras manos. Como los caminantes, retomo un viaje para recorrer los laberintos de nuestros sueños más profundos. Donde la naturaleza presenta sus elementos, dejándome ver una parte de su complejo sistema de creación. Sus derechos. Tomando conciencia de este organismo viviente y su relación inspiradora para el arte y la vida. Estos tiempos distintos, conforman los pasos que busco relacionar, e integrar. Navegar en un cosmos infinito, para nuestra fronteriza mirada humana, que me permita desarrollar creatividad.
En los últimos quince años el cuerpo ha sido el soporte principal de mis acciones, uniendo en él mis búsquedas de sentidos, de sur a norte. En este camino de libertad, la performance o el arte acción, como la instalación, y los otros lenguajes artísticos utilizados me han permitido un nivel de exploración con la tierra y sus raíces. De experimentación y reconocimiento con su materialidad. Con sus elementos.
Concentrado en las grandes urbes, como Buenos Aires, entre otras mega metrópolis, el fuego se esparce sobre un espacio cada vez más contaminado a transitar. La multiplicidad de situaciones contradictorias que se presentan en este medio culturalmente desarticulado, recalienta sus ríos y avenidas, impactando en sus poblaciones. Sin escala humana.
Esta cultura de la fragmentación produce marcas severas en la urbe. Fragilidad y deriva. Generando quiebres en el medio ambiente y sus habitantes. Involucionando.
En este clima me planteo una poética de resistencia y superación ante los problemas cíclicos del modelo, atrapando los mejores vientos que permitan oxigenar la marcha.
Abrazado en la rivera del Riachuelo o en el borde del planeta y sus mares, re-aparecer sembrando acciones en lo cotidiano, ligado a la tierra. Nosotros. Siendo ella.