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La materia de la acción

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Los artistas argentinos, Gabriel Montero (197xx), Gabriel Sasiambarrena (1976) y Javier Sobrino (1968) siguen siendo procesuales. Si en un primer momento marcan el cuerpo con la materia, el barro, el agua, la pintura, etc., para a través de la acción producir un primer registro, en video y/o en imagen proyectada. En un segundo momento de la perfomance aparecen las dos pantallas, el cuerpo del artista y la proyección del primer momento. En un tercer momento, se incorporan a estas dos primeras otras modalidades de la escritura, nuevas marcas, nuevos reflejos, letras, signos, números, y códigos diversos.

Gabriel Montero. Su acción es la relación que establece con la materia y los objetos, llevada a su última instancia, una y otra perfomance, pasa del barro y la pintura al color y la luz como materia, su manera de desmaterializar. Más adelante interacciona entre una realidad matérica, el cuerpo, el barro, la pintura, y una nueva realidad visual, nueva en tanto producida en el proceso. Se establece una conexión entre estas realidades, todo adquiere valor de signo. Surge una nueva interacción entre materias diferentes, la materia de la arcilla, o la pintura, la materia de la luz y el color, y la materia de la letra, emerge lo real como significativo.

Gabriel Sasiambarrena. Con las obras de Sasiambarrena, las pantallas se han multiplicado, siempre en el campo de lo procesual, quiere decir al mismo tiempo, el tiempo real y el tiempo proyectado se encuentran en el mismo espacio: el cuerpo del artista entra en acción, mediante la primera proyección surge la sombra (la realidad ordinaria); mediante una segunda proyección los espectadores se ven proyectados en una pantalla posterior, se ha creado
La posibilidad de un espacio virtual. Mediante un monitor dispuesto entre ambas pantallas, se proyecta toda la escena, la escena como terceridad, la escena en el plano (la realidad virtual).

Javier Sobrino. El artista entra en acción introduciéndose en las pantallas de proyección, en un espacio visual construido. El cuerpo es receptor a la letra y es proyector a la sombra, se produce una interacción entre pantallas. ¿Se trata de una narración? No, se trata de una instalación a la letra, de antiguos textos, de antiguas imágenes, de antiguos signos fragmentados... imposibles de reconstruir, imposibles de analizar. Ya no se trata de 'restos' de materias, de objetos, sino restos de textos, de signos, de letras que al ocupar un espacio virtual (tercero) por lo tanto efímero, no termina de escribirse, no termina de instalarse.

Silvio de Gracia. “Lo contrapuesto a la acción “contextualizada” puede expresarse en términos de acción como instancia estética. Pero esta instancia estética no supone la negación de la acción “contextualizada” ni de las implicancias sociales, culturales y políticas que toda práctica artística encierra, sino una intensificación de la mirada estética o de la complejidad discursiva que posibilite un desplazamiento con respecto a las matrices de categorías y finalidades preasignadas...”

Pedro Encarnación Carrizosa