Ante la caída la imagen, solo nos queda la cara de la acción en el objeto, la imagen de la letra ya no esta en poder del artista, sino en poder del diseño con un fin (tipografía, diseño grafico, diseño editorial,...), el artista decide entrar en acción partiendo de la materialidad objetual que esta suscita. De hay surge el desarrollo del libro de artista como objeto de la acción, un objeto como resto de la acción.
Francisco Peralto (Malaga, España. 1942), Carlos Gallardo (Buenos Aires, Argentina. 1944-2008), Mónica Goldstein (Buenos Aires, Argentina), serán los artistas a través de los cuales veamos este desarrollo

Francisco Peralto. Entra en acción directamente sobre escritos, ya sean poemas, textos, hojas sueltas,.... Actúa sobre el texto que antes contenía un saber dentro de un discurso y lo despoja de sus significantes para hacerlo suyo, convirtiéndolo en un resto de acción. Su obra adquieres caracteres performáticos, su acción se basa en el gesto, un reflejo inconsciente de su cuerpo. Anticipa lo que va ser el libro de artista

Carlos Gallardo. Toda su obra remite al resto. Utiliza la superficie de su obra (libros, calendarios, archivadores,...) como una gran bandeja sobre la que coloca objetos residuales, resto de la vida, la memoria, lo cotidiano, convierte su vida en acción, la acción que deja restos para su obra. Desde otro punto de vista su propia obra se convierte en el resto (la cosa) de la acción que la hace posible.

Mónica Goldstein. Su obra se basa en las diferentes formas del libro de artista. El libro pasa de tener un contenido a contener la acción, es el marco en el que se desarrolla la acción o las acciones, pone al libro como objeto de la acción anulando su contenido y convirtiéndose en lo que queda de un desarrollo procesual.

Pedro Encarnación Carrizosa