artistas
Nicola Frangione
www.nicolafrangione.it

Arte de la performance
y utopía concreta

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Actualmente, como en el pasado, somos conscientes de que los realizadores de "arte", incluso los más penetrantes, encuentran difícil prescindir de los modelos y materiales que constituyen su trabajo; las características y disciplinas de varias formas de expresión están a menudo constreñidas, en tanto que sus proyectos se desarrollan dentro de objetos de arte.

En la música, como en las artes visuales, en el teatro como en la poesía, los medios de comunicación expresamente diseñados han impulsado a los artistas a comprometerse con una autodefensa corporativa, sobre la base de un acercamiento manierístico- esto es, de dramática identificación. Los medios de comunicación, disciplinas y técnicas se desarrollan - como resultado de una actitud llevada al extremo- en "verdades filosóficas" relacionados con una identificación universal, como una eterna, inmutable madre que está dispuesta a responder a la necesidad humana de cambios.

Performance significa justamente atribuir el conocimiento de la propia experimentación al medio, "individual", en transferencia performativa, donde el artista está envuelto en su propio trabajo así como en la acción total, en una dialéctica armonización con los críticos; para resumir: la separación poética donde la forma es tenida en cuenta debidamente, aunque no exaltada.

Dentro del proceso relacionado con el diseño, durante treinta años desde múltiples medios ha sido conectado con la investigación de operaciones críticas, creando nuevas tecnologías y, por consiguiente, nuevos medios de comunicación factibles, sin embargo, esto no ha anulado los experimentos relacionados con las apariciones fascinantes; esto a menudo producía formas de arte técnicamente similares. Tal uniformidad ofrece la oportunidad de conectar técnica y conocimientos técnico-prácticos con conocimientos relacionados con el arte, conocimientos ideales sobre el mismo nivel estético.

Aunque la tecnología permite a los artistas confiar en sus crecientes oportunidades, las nuevas "apariciones fascinantes" emergen de nuevo; liberadas de cualquier relación crítica, hacen que el medio parezca mórbido de nuevo de un modo distinto, como si esto fuera el nombre para una nueva ideología, siendo conscientes de sus límites programáticos en espacio y tiempo.

El eterno proceso de puesta para la muerte se destaca, en un intento de proveer el arte de certezas claras sin relacionarlas con la memoria de alguien, la imprevisibilidad como falta de riesgo ético, un tipo de modernidad donde nadie cae, nadie sale herido, pero todo el mundo puede conectarse rápidamente con un mundo inmaduro que se pone en una posición desfavorable tan pronto como mañana, como resultado de las últimas tecnologías, se coloca como sinónimo de oportunidades, posibilidades, interactividad, virtualidad y factores multisensoriales.

En mi opinión, los medios expresivos no deberían seguir siendo distinguidos de la tecnología. Sólo hay que mirar los medios de comunicación, que para realizar lo que pretenden suman funciones, comodidad y espectacularidad. Sin embargo, atestiguamos la perspicaz polarización entre artistas (inodoros), como si la personalización abstracta estuviera implicada, un artista que espera nuevas actualizaciones tecnológicas, olvidando cualquier circunstancia unida con el viejo placer, donde el tiempo de la vida prevalece sobre el de la producción.

El artista va más allá del multimedia, de un modo separado, si el arte está para ser entendido dramáticamente y el arte performático para ser producido; el trabajo señala al artista como el nombre para una sinergia interdisciplinaria, el artista pertenece a la memoria común como el único hacedor de su propio proceso artístico; una performance está a medio camino entre el lenguaje y los conceptos, lo emocional y la impulsividad, el pensamiento y la acción.

Mientras que la tecnología, al estar relacionada con factores generales, tiende a asombrar a consumidores, quienes a menudo no son conscientes de los mecanismos técnicos, los artistas, son conocedores del medio pero están atados al crecimiento y la causalidad de los últimos hallazgos. La capacidad de las nuevas tecnologías de engañar al sistema nervioso central genera dos vendedores que no saben nada el uno del otro, a dos compradores que se llegan a conocer como consumidores interactuando en un nuevo y exclusivo juego que tiene un mayor impacto. Si el espacio sintético es también sinónimo del espacio real, el hombre será el creador y el responsable de su propio control. El arte entendido como una dramaturgia comprensiva proviene de la característica virtuosidad existencial individual, y la performance debe contener tanto "lo que es"como "lo que no es"

El arte de la performance debe desarrollarse paralelamente con los procedimientos y saberes técnicos y con la experimentación con el lenguaje. Sin embargo, un signo -extraño, una energía extravertida, conectada con apariciones espectaculares- siempre prevalece, tanto si el cuerpo está allí como si no. Aunque el performer persiga nuevas experiencias y lenguajes en su proyecto, confiará en la acción rebelde, en la acción psicológica de reacción al arte de la vida.

!El origen es el final, porque te miro cuando eres consciente de ello"

Según esta breve frase, la utopía es más real que abstracta; es más, la utopía real es el pilar de la "extra-acción" del performer, como viajero de un mundo interior y luego uno exterior: el o la performer no dependen de ninguna disciplina, técnica o definición. Una performance siempre encarna un carácter original conectado con el drama aunque no con el teatro: inicialmente, tiene lugar en la conciencia de la existencia de alguien; después, como una síntesis, esto se pone en escena. El alcance de la acción se cambia como resultado de una originalidad interior, y la performance traslada esto a una entrega, un nacimiento, un evento existencial que implica "traer algo al mundo", porque en todo lo que ocurre durante la performance nos reconocemos allí, antropológicamente contenidos y representados.


Monza, 2002