artistas

La baronesa Dadá Elsa von Freytag - Loringhoven
(1874/1927)
vanguardista protoperformer
Joan Casellas Investigación
Artista
de acción,
fotógrafo y documentalista. Licenciado en Bellas Artes por la Universidad
de Barcelona, ha mostrado su trabajo por toda Europa, América, Corea
e Israel. En 1992 crea el Archivo Aire especializado en arte de acción
y es organizador de numerosos proyectos como Club7, Kabaret Obert o
La Muga Caula (www.lamugacaula.cat).
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El 14 de diciembre de 1927 la baronesa
Elsa von Freytag-Loringhoven se suicida debido a una inhalación
de gas en su apartamento de París a los cincuenta y tres años
de edad. Conocida como la baronesa Dadá por sus destacadas aportaciones
poéticas y plásticas dentro del dadaísmo neoyorquino
junto a Duchamp y Man Ray, tras su prematura muerte la memoria de su obra
se diluirá y durante décadas su persona será citada
puntualmente como una anécdota extravagante de la época en
el Greenwich Village y el salón Arensberg de Nueva York.
1. Vivir o trabajar con Elsa Plötz (posteriormente Elsa Endell por
su matrimonio con el arquitecto modernista August Endell, con el que conocerá el
lujo; después Elsa Greve, por su matrimonio con el escritor Felix
Paul Greve, gracias al cual viajará a Estados Unidos y, finalmente,
Elsa von Freytag-Loringhoven, por su matrimonio con el barón Leopold
von Freytag-Loringhoven, del cual enviudará en pocos años
también por suicidio) no debía ser fácil, según
podemos entender de su primera y hasta la fecha única biografía,
escrita con rigor documental y pasión literaria por Irene Gammel1.
Así, la difícil y radical personalidad de Elsa, la baronesa
Dadá, propiciaría su gradual marginación social y
artística, si bien este no puede ser el único ni principal
motivo, sobre todo, desde una perspectiva de la historia del arte.
2. Su
escasa y dispersa producción podría ser una razón
más cabal para el olvido, aunque en ningún «frente
dadá» la producción fue un asunto principal, sino el
escándalo y la provocación que Elsa generó con considerable
repercusión y el apoyo incondicional de la revista vanguardista
Littel Review de Nueva York, editada por Margaret Anderson y Jane Heap,
que, por ejemplo, publicó por entregas el Ulises de James Joyce
junto con los poemas de Elsa von Freytag-Loringhoven. Según las
noticias y crónicas de la época, el dadaísmo de la
ciudad estaba indisolublemente ligado a sus poemas, obras y actitudes,
siempre sorprendentes. Irene Gammel lo detalla en su amplio estudio.
3. Resulta evidente que también el dadaísmo minusvaloró el
rol artístico de las mujeres, diluyendo su trabajo a meros gestos
de acompañamiento. En este sentido resulta muy revelador el conjunto
de ensayos editados por Naomi Sawelson-Gore bajo el título de Women
in dada2; William A. Camfield, en su artículo «Suzanne Duchamp
and Dada in Paris» para la recopilación Women and Dada (pp.
82-102) señala que Suzanne Duchamp siempre aparece reseñada
en el rol de «hermana de Duchamp o esposa de Crotti», a pesar
de que ya en 1916 fue una de las pioneras mundiales en el collage-assamblage
y las pinturas mecaniformes.
Entonces, esta condición de acompañante
ornamental explota en Elsa, que usa literalmente su cuerpo y su sexualidad
explícita como arma e instrumento artístico. Así,
su actitud destaca en un ámbito artístico que se pretende
no ya radical, sino lo más radical, a la vez que el mundo que lo
sustenta (los Arensberg, Katherine Dreier, Alfred Stieglitz, etc.) limita
su radio de acción a una barrera invisible que va del parqué del
salón a las paredes del mismo donde Duchamp y Picabia cuelgan al
lado de Picasso, Cézanne y algo de arte africano. André Raffray3
lo expresa espléndidamente en su retrato del salón Arensberg,
donde Elsa aparece semidesnuda y altiva en el extremo derecho, con una
falda vegetal y un vaso en la mano, bien visible pero con semblante ausente
e inequívocamente sola, más cerca de las estatuas africanas
que de Picabia y Roche, que juegan cerca de ella al ajedrez, o Duchamp,
que fuma su pipa también solo pero tras los Arensberg que presiden
la escena.
América es para Elsa Greve un territorio nuevo y distante donde
expresar con autonomía y madurez el cúmulo de sus experiencias
y aprendizajes en Berlín, Munich y sus viajes por Italia. Fugada
del asfixiante hogar burgués por malos tratos paternos, Elsa Plötz,
con diecinueve años, se instala en Berlín en casa de su tía
Elise Franciska Kleist. Inmediatamente comienza a trabajar como modelo
para artistas como Henry Vry o el simbolista Melchior Lechter. Trabaja
como bailarina de cabaret, ejerce la prostitución, y contrae a los
veintidós años gonorrea y sífilis, que es tratada
con mercurio... Con veintiséis años se casa con el exitoso
arquitecto modernista August Endell y se inicia en la pintura. Con treinta
se divorcia de Endell para casarse con el escritor Felix Paul Greve, al
que inspira diversas novelas, y con una serie de cartas le facilita literatura
erótica de su puño y letra, de la que Greve se apropiará para
su novela Fanny Essler, seudónimo que Elsa usa con anterioridad
para publicar sus primeros poemas eróticos. Con Greve o, mejor dicho,
tras Greve, viaja a América en 1910 y escribe en Kentucky sus primeros
poemas fonéticos en 1911 en sintonía con los futuristas y
mucho antes que el dadaísmo.
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Postal-Fotomontaje, Joan Casellas. Arxiu Aire, 2010. |
Portada del libro Baronesa Elsa. Gender, Dada and Everyday Modernity.
A Cultural Biography, de Irene Gammel |
En 1913, con treinta y nueve años,
Elsa inicia su última y sustancial aventura artística en
Nueva York después de romper con Felix Paul Greve quien, a su vez,
marcha a Canadá, donde cambiará de vida y de nombre para
devenir en Frederick Philip Grove con notable éxito.
Ready-made,
object trouve avant la lettre, prearte povera-junk art, proto body art-performance, poesía fonética,
verso libre; todo esto ocupará la
tarea artística de Elsa desde 1913 hasta su muerte en 1927. Catorce
años de intensa actividad vanguardista junto a Duchamp y Man Ray,
Morton Livingston Schamberg, Berenice Abbott, Jane Heap, Mary Reynols,
William Carlos Williams, James Joyce, la Little
Review y el salón
Arensberg, entre otros muchos lugares, y personas que Gammel documenta
y relaciona cuidadosamente. Son los mismos años en que Duchamp
desarrolla su obra fundamental, el Gran Vidrio, los ready-mades, Rrose
Sélavy
y los experimentos ópticos. Elsa intuye algunos de estos avances
y otros los comparte y, si bien Marcel y Elsa son muy distintos en carácter,
formación y actitud, coinciden en su vida y en su obra por un interés
intenso y, casi exclusivo, en el caso de Duchamp, por la sexualidad explícita.
En 1913 Elsa está a punto de convertirse en la baronesa Freytag-Loringhoven,
la baronesa Dadá, quien pasará a la historia. Camino del
Ayuntamiento de Nueva York para contraer matrimonio con el barón
Leopold von Freytag-Loringhoven, Elsa tiene una intuición y se detiene
ante una desgastada y sucia argolla metálica que inmediatamente
recoge como obra de arte y que más tarde titulará Enduring
ornament. ¿Más tarde, después de conocer a Duchamp
en 1916 (donde convivirán en el mismo edificio de apartamentos)
y discutir con él sobre la idea del ready-made? Con un solo gesto
Elsa Greve pre Freytag-Lorinhoven se adelanta al object
trouve del surrealismo,
al junk-art y, sobre todo, al ready-made, sin saberlo, como el mismo Duchamp
que reconoce4 que su primer ready-made,
la Rueda de Bicicleta, creado en París en el mismo año 1913, fue en principio solo un entretenimiento óptico.
Más tarde, en Nueva York, realizará una réplica y
lo convertirá en un ready-made con todas las letras.
La única
obra famosa de Elsa von Freytag-Loringhoven, largamente atribuida a Morton
Livingston Schamberg, pintor mecanicista del salón de los Arensberg
(por el simple hecho de ser el primero en fotografiarla) es God (Dios),
un sifón de hierro para desagües montado sobre una guía
de carpintero para cortar ángulos. Esta obra de 1917 es adquirida
y conservada por Walter Arensberg5; dialoga con la Fontaine de
Duchamp del mismo año, supuestamente también adquirida por Arensberg,
pero sorprendentemente nunca vista en su colección y extraviada
de inmediato... Fontaine, un urinario
de porcelana masculino dispuesto como un reluciente Buda sobre un pedestal,
es una de las obras más
famosas y aún polémicas6 de Duchamp y una de las principales
obras del siglo XX según la Tate Modern de Londres. Las ocho réplicas
autorizadas por él en 1964 rozan los tres millones de euros la
pieza. Pero Duchamp no firmó Fontaine hasta
1964, ni siquiera en el artículo
en su defensa que publicó en su revista Dadá The
blind man, y en la práctica solo asumió implícitamente su autoría
al incorporarla miniaturizada en su Boîte en Valise, el
año
1939 (doce años después de la muerte de la baronesa). Existen
diversos testimonios contemporáneos a Duchamp que rememoran el mismo
momento en que Duchamp compra el urinario7, pero también existe
una carta de Duchamp a su hermana Suzanne8 donde afirma que la Fuente fue
mandada por una amiga suya al Salón de los Independientes (¿la
baronesa?); en todo caso, como Gammel señala, ¿por qué mentir
sobre este asunto a su hermana? Sea como sea y más allá de
la posible autoría o coautoría de Elsa von Freytag-Loringhoven
en relación con el urinario, es plausible pensar que sí participaría
en el desarrollo de la idea del ready-made en
la época en la que
convivían como vecinos en el Lincoln Arcade Building, en 1916.
Enduring
Ornamet y Rueda de Bicicleta son gestos paralelos, aunque la rueda
parece infundida por el espíritu futurista y la argolla metálica
de Elsa, como instrumento roto y desgastado, preconiza el arte povera
y el junk art, de la que es una indiscutible predecesora. Particularmente
relevante es el Retrato de Marcel Duchamp construido
con plumas, ramas vegetales, un muelle metálico y dos copas de champán
publicado en la Little Review el año
1920, pionero assamblage efímero
sin parangón en la época. El título, Retrato
de Marcel Duchamp, y los prejuicios han hecho que durante mucho
tiempo esta obra fuese sobre todo un ejemplo de la gran popularidad de
Duchamp en Nueva
York más que la muestra de una obra vanguardista de primer orden
de Elsa von Freytag-Loringhoven. Aun antes, desde 1916, con sus assamblage de
basuras y restos de mecánicos, se adelanta a las construcciones
objetuales dadá en general y, particularmente, a los assamblages de Man Ray y Leandre Cristofol.
Elsa se inicia en el arte como modelo de
fotógrafos y pintores. Con su fuerte personalidad despliega poses
dinámicas y creativas. En Nueva York esa visión dinámica
de modelo proactivo la impulsa hacia una nueva forma vibrante de arte que
décadas después se llamará body-art y performace
art. Se rasura la cabeza y se la pinta de rojo. Adelantándose
al punk,
se maquilla los labios de negro y, tal cual, se exhibe desnuda en la
redacción
de Little Review posando con plena
intención artística contra
las paredes pintadas de negro de esa redacción que tan bien conoce.
Elsa se pasea semidesnuda por las calles de Nueva york con latas de tomate
como sostén y cucharillas de café como pendientes. En diversas
ocasiones es detenida por escándalo público, mucho antes
que Dalí, otro protoperformer. Con Duchamp y Man Ray participa en
la filmación estereoscópica del rasurado de su pubis, un
precedente remoto de Ètant donnés, donde
Elsa debería
figurar junto a Mary Reynols, Maria Martins y Tenny Duchamp. Como señala
Gammel, de los escasos fotogramas salvados del filme se deduce que Elsa
no se ofrece pasiva a los deseos erótico-artísticos de Duchamp
y Man Ray, sino que impone su pose y personalidad al nivel de coautora.
En este contexto cabe preguntarse cuánto hay de baronesa Dadá en
Rrose Sélavy, nacida en el cenit de la fama de Elsa von Freytag-Loringhoven,
entre el Retrato de Marcel Duchamp a
base de plumas, muelles y copas de champán y el fallido filme estereoscópico.
En la segunda mitad
de los años veinte Duchamp y Man Ray son aclamados como los viejos
Dadá que insuflan energía al surrealismo parisino. Es una
aclamación en petit comitè, pero
de vasta influencia. Simultáneamente,
Elsa, que ha roto con todos y con todo, de nuevo en Berlín lucha
por una visa que le permita viajar a París. Frente a las reiteradas
denegaciones de la visa por parte de la embajada francesa en Berlín,
la baronesa Dadá responde con un acto sorprendente: presentarse
de nuevo a la solicitud con un pastel de cumpleaños en la cabeza.
Finalmente conseguirá viajar a París en el año 1926
y trabará amistad con Mary Reynols (compañera y benefactora
de Duchamp), verá a su gran protectora Jane Heap y llamará a
muchas puertas, sin éxito. Elegirá una muerte moderna, el
gas del que tanto se habló en la Gran Guerra. Con el gas, el olvido
de los colegas que no recuerdan y los estudiosos que no quieren saber,
hasta que por reiteración de revisiones y más revisiones
del dadaísmo y, sobre todo, por la progresiva mirada feminista sobre
la cultura y la historia, se ha puesto luz sobre su obra, convirtiéndose
la biografía de Irene Gammel en el definitivo punto de inflexión
sobre el asunto, que son muchos asuntos a la vez.
Notas
1. GAMMEL, Irene. Baroness Elsa. Gender,
Dada, and Everyday Modernity, Massachusetts, First MIT Press paperback
edition, 2003
.2. SAWELSON-GORE,
Naomi (ed.). Women in Dada, Cambridge Massachusetts, The MITT Press,
1998
.3. André Raffray fue un trabajador de la industria cinematográfica
francesa especializado en pintar fondos para producciones de animación
y localización de exteriores que tardíamente comenzó una
carrera de pintor desde una perspectiva original en la ilustración
de episodios de la vanguardia, como la vida de Marcel Duchamp o el salón
Arensberg, así como de la réplica literal de obras icónicas
en la historia del arte o relecturas de obras maestras desde la localización
original y que consiguió gran reputación internacional. Véase
VV.AA. André Raffray, Un musée imaginaire, Paris, Les Irréguliers/La
différence/Galerie Beaubourg, 2001.
4. CABANNE, Pierre. Conversaciones
con Marcel Duchamp, Barcelona, Anagrama, 1984, p. 16 y pp. 70-71.
5. Actualmente
en la colección Luise y Walter Arensberg del Philadelphia Museum
of Art.
6. El performer Francés Pierre Pinoncelli atacó físicamente
en dos ocasiones la réplica de Fontaine del George Pompidou para
desmuseificarla y retornarla a Dadá (según sus declaraciones),
la primer vez en 1993 en una exposición del Carre d’Art de
Nimes donde orinó sobre la obra y la asestó un golpe de martillo,
y en 2005, en la gran retrospectiva Dadá de París donde el
elevado emplazamiento de la Fontaine impidió que Pinoncelli volviese
a orinar sobre la obra, aunque sí alcanzó a darle un nuevo
martillazo. Por sendas acciones fue juzgado y condenado a pagar las respectivas
reparaciones pero no los daños morales que pedían los custodiadores
del valioso objeto. Los argumentos de la acusación y de la defensa
constituyen por mérito propio una notable aportación a la
teoría del arte moderno. Curiosamente, el George Pompidou, custodiador
de la obra, escatimó toda información a la prensa local e
internacional que acudimos al juicio en lo que parecía un intento
de minimizar el asunto, es decir, de esconderlo bajo la alfombra, como
en su momento los prohombres del Salón de los Independiente de Nueva
York hicieron con la Fontaine original. Véase VV.AA. Wanted, Pierre
Pinoncelli 100.000 $ mort ou vif Saint-Rémy de Provence, Centre
d’Art Presence Van Gogh, 2005
.7. A. CAMFIELD, William. Marcel Duchamp
Fountain Houston, Houston fine Art Press, 1989.
8. M. NEUMAN, Francis y
OBALK, Hector, Affectt Marcel. The Selected Correspondence of Marcel Duchamp,
Londres: Thames&Hudson, 2000 p .47.
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