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Santiago Sierra 

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Artista español afincado en México, Destacara su obra centrada en la participación, esta supondrá un cambio con respecto a la manifestación, ante la caída del discurso manifestativo se impone una participación interesada, basada en la remuneración y que se introduce por completo en la realidad ordinaria. El individuo pasa a ser alguien al servicio del artista y no necesariamente de acuerdo con este, es un individuo pasivo, que deja de ser individuo para convertirse en materia.



Revista ABCD nº 991, 03 de Junio de 2006
Santiago Sierra: Radical es el que dice "id a por ese"
Por Javier Díaz-Guardiola.
Extracto.

“…El corazón y el cerebro han de ir juntos. Tanto a la inteligencia como a la víscera le repugna que haya gente por encima y por debajo de uno en una sociedad tan vertical en la que las relaciones son de poder. Yo no busco provocar, sino que planteo temas. La provocación la lleva la gente en la cabeza. Todos sabemos quiénes son los provocadores y dónde están: son los que dicen -id a por éste-. Yo no tengo nada de esto. Está muy extendido que cada vez que me presento digan -ya viene el radical-. Pues bueno. Yo por radical entiendo a los de la kale borroka, algo que se relaciona con la intransigencia, con el revanchismo, con cosas que no están en mi agenda. Es su manera de defenderse. Yo digo cosas que no les gusta, y ellos me etiquetan. Trabajo con instituciones muy respetables. Llamarme radical a mí es llamárselo a ellas. ¿Es el Banco de España radical por coleccionar mi obra? Creo que soy bastante sensato y que no digo ninguna burrada.
Quizás la intervención malagueña será poco provocadora para sus detractores.
Depende cómo se mire. He querido hacer comparaciones, aunque éstas son odiosas. Aquí estoy estableciendo nexos entre nuestra Historia y algunas de las historias más crueles. Yo no provoco. Soy suave. Y lo que quiero indicar también es que soy capaz de controlar el volumen de mi discurso… Como artista no puedo disponer de un tratado de trescientas páginas para explicarme, sino que lo que te cuento tiene que ser como un puñetazo después del cual viene toda la reflexión. Yo no puedo renunciar a la estética del shock, que es inherente al arte porque apela a lo sensible. Lo intelectual se sitúa más en las formas de construir todo esto. Lo único que no hago es resolver la cuestión. No hay “happy end” La pelota pasa al tejado del espectador, porque mi trabajo no es vertical ni impositivo… Los símbolos se usan para pegar “simbolazos”, porque siempre son reflejos de un poder sangrante. Yo me he centrado más en los “antisímbolos”. Eso es lo poquito que he aportado al mundo del arte…”