|  NOCTURAMADominique Gonzalez-Foerster
 17 de mayo - 7 de septiembre, 2008
 Comisario: Marta Gerveno
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        |  |  |  |  |  La exposición El linguísta ruso Mijaíl Bajtín (1895-1975), en un
      ensayo titulado “Las formas del tiempo y del cronotopo en la novela.
      Ensayos sobre Poética Histórica” de su obra Teoría
      y estética de la novela, definía «chronotopos» como
      la conexión de las relaciones temporales y espaciales asimiladas
      artísticamente en la literatura; un discurrir del tiempo densificado
      en el espacio y de éste en aquel donde ambos se interceptan y vuelven
      visibles al espectador y apreciables desde el punto de vista estético.
      Bajtín explica en su obra que el «mundo representado» y
      el «mundo creador» están severamente ligados y se encuentran
      en permanente interacción, estableciéndose una estrecha vinculación
      entre la obra mundo representado— y la discursividad social —mundo
      creador—. La percepción del mundo real ingresa en la literatura
      mediante los chronotopos: a ellos les pertenece el papel principal en la
      configuración del argumento, y, ofrece el campo principal para la
      representación en imágenes de los acontecimientos. Según
      la definición de Bajtín por la cual el chronotopos es el
      lugar donde se atan y desatan los nudos de la narrativa, podemos decir
      que a ellos pertenece el sentido que moldea a la narración, y terminan
      por poner en evidencia simultánea el interior y el exterior de los
      textos.
 Dominique Gonzalez-Foerter presenta NOCTURAMA,
          un recorrido por tiempos concretos y espacios identificables y reales
          con los que la artista francesa
        representa el mundo que cuenta. Esta nueva narrativa se compone de Promenade —obra
        realizada con Christophe Van Huffel—, un trabajo invisible cuyo
        uso del sonido inspirado en el cine se convierte en una zona radicalmente
        tropicalizada; Tapis de lecture una invitación a descansar rodeados
        de pilas de libros, un embalse de posibilidades —o las fuentes
        materiales de sus ficciones—; Cinelandia, una selección
        de los filmes de Dominique Gonzalez Foerster —algunos con Ange
        Leccia—; Solarium —con Nicolas Ghesquière—,
        un espacio para la contemplación y recepción lumínica;y
        por último Nocturama, una nueva producción específica
        para el museo, un nuevo entorno. Todos ellos, en definitiva, máquinas
        del tiempo capaces de obtener un movimiento a través del espacio
        como si de un tele-transporte futurista se tratara.
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