26 Barcelona febrero de 2013
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Alberto Caballero / coordinador de GEIFC grupo de estudio e investigación de los fenómenos contemporáneos y de: Action Art magazine sobre la acción / publica: // Instalar...la acción // en Escáner Cultural desde el nº 77 www.escaner.cl / exprofesor de la asignatura ‘Introducción a las teorías contemporáneas’ Máster en comisariado y prácticas culturales en arte y nuevos medios en MECAD\Media Centre d'Art i Disseny de la Escola Superior de Disseny ESDI y la Universitat Autònoma de Barcelona / miembro de AIAP Asociación de interacción Arte-Psicoanálisis Buenos Aires, Argentina.

Las mujeres a la performance

Del objeto y su fragmentación*
India Song
texto teatro film de Margarite Duras

India song (1972) película 1975
argumento, guión, diálogos de
Margarite Duras
música de Carlos D’Alessio
reparto .DelphineSeyrig
(Anne-Marie Stretter),
Le vice-consul de Lahore
(Michael Lonsdale),
Mathieu Carriere(L'attachéd'ambassade allemand)
Claude Mann(Michael Richardson),
Vernon Dobtcheff (George Crown),
Claude Juan (Le domestique). 2h00.

India Song transcurre en la India de los años 30. Anne-Marie Stretter, la mujer del embajador de Francia en Calcuta, fascina a los hombres y colecciona varios amantes. En el transcurso de una fiesta en la embajada, un joven diplomático, enamorado de la protagonista, observa a esa mujer triste que habla con un tono suave y desgarrador. Pareciera que el sufrimiento la domina y ella busca el olvido.

“India Song quizás sea en verdad el fracaso de toda reconstitución. Si hay un logro en índia Song, solo puede tratarse de la ejecución de un proyecto de fracaso. Un desenlace que me lima de esperanza. Creo que lo que puede ser llamado trágico en este caso no es el contenido de la historia que se relata, ni el género con el cual se relaciona dentro de Ia clasificación habitual, sino todo Io contrario: es aquello a partir de lo cual se cuenta esa historia lo que puede llamarse trágico, es decir, poner en una presencia correlativa tanto la destrucción de esa historia por la muerte y el olvido como ese mismo amor que, aun destruída, ella sigue prodigando. Como si la simple memória de esa historia fuera aquel amor que mana de un cuerpo exangue, acribillado de agujeros. El terreno de esa historia es esa contradicción, ese desgarramiento. La puesta en escena de esa historia, la única posible, es el vaivén incesante de nuestra desesperación entre ese amor y_su cuerpo: lo que impide incluso toda narración. "Notas sobre índia Song", Marguerite Duras, 1975.”

Una lectura
No pretendo ni hacer un análisis de la obra de Margarite Duras, sería muy pretencioso, ya que ni el tiempo ni el lugar me lo permiten, en esta serie ‘la mujer a la performance’ solo pretendo ir mostrando como en el desarrollo del siglo la mujer va tomando posicionamiento con respecto al Otro, con respecto a su sexualidad sino también con su hacer, con su hacer no solo en la sociedad, sino particularmente con respecto al arte, a su propia producción. En la última nota dedicada a Louise Bourgoise ya nos quedo claro, no se trata solo de tener lugar, sino también del saber hacer con lo real, ese real intransferible que hace de impulso a la realización.

No pretendo hacer un análisis de la filmografía de M Duras, extensa, compleja, sino usare una obra clave que por sus particularidades nos servirá de ejemplo para demostrar no solo que la mujer hace a la performance, sino se inscribe performáticamente: escribe la novela, escribe el guión y los diálogos, ahora filma la película, y en este caso particular también se trata de una partitura y de una canción que forma parte de la banda sonora de la película, incluso con alguna otra obra años más tarde reescribe la novela, otra versión.

Si hasta la modernidad la idea de obra implicaba la complitud, la totalidad, la unidad, depende del caso, tanto en las artes plásticas, como en la literatura, en la música, y está demás decir en la arquitectura, y más adelante en el teatro y en el cine, se decía ‘es una obra completa’, es una obra lograda, es una obra conseguida. Pero hemos visto que en el caso de la mujer esto no es así, cada obra es en si misma pero no esta completa, no esta acabada, o no hace conjunto, no hace a la totalidad de su obra. Esta es la gran diferencia entre Giacometti y Bourgois, entre muchos otros. En la música el ejemplo es Wagner, todos los elementos llevan al conjunto, a una ópera ‘total’, Richard Strauss se enfrenta a esto y nos muestra los ‘entretelones’ de la construcción de la obra, planteándonos, como digo más arriba, la dicotomía entre la música, la letra y la escena. Las distintas disciplinas no confluyen en un todo, mantienen su identidad, funcionan por sí mismas, se pueden extraer del conjunto, sostienen sus diferencias.

He elegido India Song de Marguerite Duran, porque muestra que esta es la regla de funcionamiento de la obra. Tengamos en cuenta que ‘no hay una obra’, ya que podemos decir que hay: una canción (India Song), una partitura (una escritura musical de la canción), una novela (publicada como tal), quiere decir un relato, una narración que también se denomina India Song, un guion para teatro, un guion y los diálogos para cine, y una realización cinematográfica que lleva el mismo nombre. La pregunta que surge es ¿Cuál es el objeto? Si en principio se trata de una escritura, que no termina de escribirse, ya que adquiere formas diferentes, o sea registros diferentes. Si entendemos registro como una experiencia otra, como experimentar nuevamente.

¿Cuál es el objeto? O, quizás se trata de un objeto que se ha fragmentado, y distintas experiencias (canción, música, guion, novela, diálogos, filmación) nos muestran la imposibilidad de lograr la totalidad, de ‘la cosa’. El objeto no logrará nunca la totalidad de la cosa, el objeto no rinde cuenta totalmente de ‘la cosa’, cuando decimos ‘la cosa’ es imposible de representar, es irrepresentable, estamos diciendo algo de esto.

No se trata de una serie (serie de cuentos, de canciones, de dibujos, etc), no hace serie, no se trata de una colección (un archivo, obras diferentes seleccionadas por una idea previa) como son las de Gertrude Stein, Peggy Guggenheim, se tratade una sucesión (canción, música, guion, novela, diálogos, filmación) que forman solo un repertorio alrededor de esta idea (i(a): India, este lugar remoto, este nombre extraño pero familiar para la autora, idea que no se realiza en una sola obra, que no termina de realizarse, o que tiene distintas realizaciones, que pueden actuar autónomas una de la obra. O sea, no está en el orden del significante (como la serie), no está en el orden del objeto (como la colección) sino en el orden a la letra, una por una.

Se trata de una escritura a la letra, de una canción a la letra, de un guion y de diálogos a la letra, de una película filmada a la letra. La música sigue sus parámetros, la letra de la canción se canta o no se canta, sigue los parámetros del intérprete, el guion (la performance) o sea la escritura de las acciones a seguir (para el teatro o para el cine) sigue los caminos marcados por el guionista, los diálogos acompañan o no al guion, de forma independiente, los cuerpos de los personajes, sus imágenes, siguen las pautas marcadas por el guion o no, depende de los actores, los escenarios elegidos por el realizador, y que provienen de la novela, el espacio y las cosas, tienen su valor propio, independiente de los movimientos en escena –más arriba he dado como ejemplo ‘Capriccio’ de R Strauss. La obra no tiene una forma final, no se trata de lograr una forma, o al contrario de su deforma (como F Bacon o D Lynch), se trata de ‘una performa’ ahora puede ser de una manera ahora puede ser de otra.

¿El tiempo? El tiempo acompaña, deja escuchar, deja ver, este mecanismo de la performance, muestra la imposibilidad de lograr la forma, la forma perfecta, la forma bella, la forma equilibrada, no se trata de ‘un rompe cabezas’ las partes que encajan en una obra final, sino de un patchwerk, pueden ser unas piezas, pero también pueden ser otras. Lo magistral de Margarite Duras, que no solo los diálogos, la palabra, sino las imágenes, y los espacios siguen el orden de la escritura, y el tiempo permite seguir esta escritura, ella dice ‘esta partitura’.

Después de algunas visiones del film, el asombro es cada vez mayor, no es un film a la usanza de los que estamos acostumbrados a visionar en las salas comerciales, no se trata de un genero en particular, novela, teatro, guion de cine, musical; se trata de fragmentos que se presentan por sí mismos, como dice M Duras en sus notas previas: ‘no se trata de una narración porque no hay una representación’, la imagen, la voz, el espacio, la música, los intérpretes principales, los intérpretes secundarios, incluso los asistentes, etc. se presentan en sí mismos, autónomos. Por lo que tenemos dos opciones, seguir ‘el juego’ que nos propone MD, o intentar reconstruir, como ella dice, lo irreparable. Elijo la primera opción.

Algunas notas que he tomado al visionar el film:
El sirviente sirve champagne, en unas copas que deja encima del piano. La pareja baila en la sala, las voces vienen del paisaje exterior: “La historia…de ella.”

La escena o está fija en la sala del espejo…o recorre el jardín o el bosque, muy lentamente.


Algunas conclusiones:
Con Joyce, se trata de un fallo en la gramática en ‘la escritura’, el lector puntúa el texto, es en la lectura, en la palabra, que adquiere significado. En este caso Joyce produce su nominación en tanto escritor, a través de ‘la gramática’ como síntoma.

Con MD, el fallo está en que el texto ‘no termina de escribirse’: ahora es una canción, ahora es una imagen, ahora es una voz, ahora es un sonido, ahora tiene otra edición, etc. Es el objeto que no termina de instalarse, el objeto se ha fragmentado, no se anuda, no permite el anudamiento de los registros. Cada visionado del film, cada lectura del libro, cada escucha de la canción, etc. por parte del lector, produce un nuevo anudamiento, cada registro funciona por sí mismo, podría anudarse de una manera o de otra, es el lector que lo realiza o no. En el caso de Margarite Duras se trata de una nominación en curso, ahora como extranjera en las colonias, ahora como escritora, ahora como realizadora de cine, ahora como guionista, ahora como escritora de teatro, etc.

Como es habitual en esta serie de notas, no pretendo entrar ni en la vida privada de estas artistas-mujeres, ni en la totalidad de su obra, imposible en estas notas –blog- pero si en señalar que el formato que usa MD es performatico, no es definitivo, se construye una y otra vez. En tanto al cuerpo/su imagen, esta disociado de la voz y de la palabra, ya no es una imagen anudada con lo simbólico (la palabra) ni con el objeto (la voz) sino que acciona autónomo, de modo performatico. Se trata de acciones no de actuaciones, no se trata de una acción que responde a la voz o que está dicha en la palabra, sino de una acción disociada de la voz y de la palabra. Es el tiempo que permite un anudamiento transitorio, no termina de anudarse, se realiza cada vez.

MD, en plena modernidad, introduce en su obra el modo fragmentario y performatico, pero de alguna manera se anticipa a su virtualización, aunque por razones de momento histórico no alcanza y de desarrollo tecnológico no alcanza. Se anticipa en la modernidad a la caída del significante y del objeto, con una significación plena, a la caída de la representación y de la narración, aunque no alcanza lo virtual como una solución nueva. Es este entre que la nomina, con una nominación en tránsito.

+ ver artículo completo en
http://a-caballero.blogspot.com.es/p/parte-11.html

Alberto Caballero, Barcelona febrero del 2013
acaballero@geifco.org

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